Un monarca muy vinculado a Sahagún

(León, 1040/41_Toledo) 1 de julio de 1109
A la muerte de su padre en 1065 el reino se divide entre sus cinco hijos: Sancho hereda Castilla con la parias de Zaragoza; Alfonso, León con las parias de Toledo; García, Galicia con las parias de Badajoz y Sevilla; y a sus hijas les lega a Elvira los señoríos de Toro y a Urraca, el de Zamora, así como el señorío sobre los monasterios del reino
Después del fallecimiento de su madre comienza una lucha entre hermanos por el control de los reinos.

Tras unos comienzos difíciles, en los que tuvo que hacer frente a las ansias expansionistas de su hermano Sancho I de Castilla, comienza una incansable tarea bélica y diplomática de la que fueron víctimas tanto el reino de Pamplona como las taifas que componían al-Ándalus, que marcó uno de los puntos álgidos del Reino de León y de aquello que se ha dado en llamar la Reconquista.

Sepulcro del Rey Alfonso VI en Sahagún

La conquista en 1085 de la ciudad de Toledo le otorgó fama internacional y reafirmó su preponderancia en la Península: comenzó a intitularse “ImpertortotiusHispaniae”, rey de las dos religiones y se vinculó a la todopoderosa abadía francesa de Cluny.
Alfonso introduce el rito romano, sustituye la escritura visigótica por la carolina, apoya el Camino de Santiago, construyendo puente y caminos, concede fueros a Sahagún, formaliza las relaciones allende los Pirineos, coloca a León en un lugar destacado y respetado dentro de los reinos europeos coetáneos. Pero también tuvo que enfrentarse a las resistencias y a la actitud díscola de Rodrigo Díaz (El Cid), el súbdito cuya figura ha acabado eclipsando injustamente a la del propio rey.

El final de su reinado estuvo marcado por la retirada de las fronteras frente a los almorávides, y por la muerte de Sancho, el príncipe heredero. En las décadas posteriores a la muerte de Alfonso su época sería añorada como una auténtica edad de oro del Reino de León”.

Alfonso VI falleció en la ciudad de Toledo. Su cadáver fue conducido a la localidad de Sahagún, siendo sepultado en el Monasterio de San Benito, cumpliéndose así la voluntad del monarca. Los restos mortales del rey fueron depositados en un sepulcro de piedra, que fue colocado a los pies de la iglesia del monasterio de San Benito.

En la actualidad, los restos mortales de Alfonso VI el Bravo reposan en el Monasterio de las monjas benedictinas de Sahagún, a los pies del templo, en un arca de piedra lisa y cubierta de mármol moderno.
Alfonso VI tuvo cinco esposas y dos concubinas Las esposas fueron, Inés, Constanza, Berta, Isabel y Beatriz, y las concubinas Jimena Muñoz y Zaida.
Hubo una crisis sucesoria, ya que el único hijo que tuvo falleció en la batalla de Ucles, sería entonces la elegida su hija Urraca.